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Si te llamas Mohamed, puede que una escuela católica ni responda a tu solicitud de admisión

Un estudio del CSIC, que remitió 5.000 peticiones de escolarización ficticias a colegios en España, detecta signos de discriminación hacia marroquíes y senegaleses

Jesús García Bueno
Estudio CSIC

Un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha detectado cierto grado de discriminación, por parte de las escuelas católicas en España, en los trámites para escolarizar a alumnos de origen foráneo. Los investigadores del CSIC enviaron 5.000 solicitudes de admisión ficticias, con nombres españoles y extranjeros, y han analizado las respuestas. En las escuelas laicas, el estudio no ha hallado “diferencia de trato” ante esas peticiones. Sí lo ha habido, en cambio, por parte de “escuelas católicas o con alguna vinculación con la Iglesia católica”, según ha revelado este martes uno de los autores del estudio, Héctor Cebolla, en una jornada en Barcelona sobre la situación de la comunidad marroquí en España organizada por la asociación Itran.

La institución pública lanzó un proyecto “a gran escala” para saber qué ocurre en los procesos de preescolarización de la población inmigrante. El CSIC remitió las solicitudes ficticias a escuelas privadas de toda España para niños de 0 a 5 años; la mitad de ellas, aproximadamente, con nombres que claramente se podían identificar como de alumnos extranjeros. En el caso de los marroquíes, por ejemplo, se usaron “los nombres masculinos y femeninos más comunes” en ese país, ha explicado Cebolla.

Financiado por la Comisión Europea en un programa para identificar patrones de discriminación étnica, el estudio ha hallado efectivamente “signos negativos” en relación con dos colectivos: los senegaleses y los marroquíes, siempre por parte de escuelas de alguna forma vinculadas a la iglesia o, aunque no sean explícitamente religiosas, con “identidad católica”. El CSIC ha estudiando los casos en que no ha habido respuesta y también aquéllos en los que la ha habido (positiva, negativa o neutra). La conclusión es que un ciudadano marroquí o senegalés tiene un 5% más de probabilidades de no obtener respuesta alguna o de recibir una contestación vaga o poco concluyente.

Con herramientas de inteligencia artificial, el CSIC analizará ahora el lenguaje empleado en las respuestas para comprobar, del mismo modo, si existe un trato diferente entre extranjeros y españoles. Otra de las circunstancias que pone de manifiesto el estudio es que las parejas homosexuales tienen hasta un 15% más de probabilidades de obtener una respuesta más rápida y positiva.

La discriminación, insiste Cebolla en conversación con este diario, es “leve”, en línea con lo que hasta ahora han mostrado estudios similares aplicados en otros ámbitos, como el laboral. El sesgo en la respuesta de las escuelas religiosas se produce en mayor medida, además, en zonas más rurales y en lugares más pobres. O, según los parámetros del estudio, en “las secciones censales que tienen precios por metro cuadrado más bajos”, que son precisamente los lugares con más presencia de población de origen extranjero, más vulnerable.

Además de esas trabas iniciales en el acceso a la educación, el análisis del CSIC ha concluido que, para los alumnos de origen inmigrante, la educación infantil “da peores resultados”. Los niños extranjeros mejoran sus competencias, pero lo hacen “en menor medida” que sus compañeros de clase españoles.

Cebolla ha explicado los detalles del estudio en el I Coloquio Marroquíes en España, organizado este martes en Barcelona por la Asociación de Amigos del Pueblo Marroquí (Itran). El congreso ha analizado la situación de la comunidad marroquí en el país desde diferentes puntos de vista: el proceso migratorio, la integración, el ámbito laboral y también el mundo educativo.

En la mesa de educación ha intervenido, además del investigador del CSIC, el politólogo Julián Claramunt, que ha alertado sobre los riesgos de la segregación escolar. Claramunt ha explicado que España padece “un problema grave de segregación escolar”, ya que a menudo no existe un equilibrio entre la composición social de las aulas y la del entorno. “Si tenemos aulas que representan la realidad de las calles, es más fácil que los discursos de odio por un lado, y los de radicalización por el otro, se reduzcan”.

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Sobre la firma

Jesús García Bueno
Periodista especializado en información judicial. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona, donde ha cubierto escándalos de corrupción y el procés. Licenciado por la UAB, ha sido profesor universitario. Ha colaborado en el programa 'Salvados' y como investigador en el documental '800 metros' de Netflix, sobre los atentados del 17-A.
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