Un insólito hecho de inseguridad ha ocurrido en un local gastronómico de El Calafate (Argentina), cuando un hombre ingresó con una escopeta después de que el dueño se negase a fiarle un pedido. A pesar de que llevó balas para cargarla, el arma se le trabó y, ante la frustración, el ladrón terminó tirándolas con la mano.
Todo quedó registrado por las cámaras del negocio y, al otro día, el atacante fue detenido. Según las imágenes capturadas por las cámaras del comercio, el suceso ocurrió el martes 29 de abril por la noche. Según ha contado Federico, el dueño del local, un hombre al que luego se identificó como Benito Galarza, había pasado a pedir que le fiasen la comida.
En un principio, el comerciante se negó y Galarza se fue. Sin embargo, pasadas las 20 horas, el hombre volvió. Entró al local pateando la puerta y armado con una escopeta. Entre insultos, golpeó los muebles y apuntó a los empleados con la escopeta.
Fuga frustrada
El hombre huyó del lugar pero fue atrapado por la policía al día siguiente
“Estás delirado” le dijo una de las personas que atendía el comercio. El hombre de la escopeta, visiblemente alterado, intentó cargarla. Pero, producto de los nervios, se le cayeron algunas balas. Siguió intentándolo y, cuando por fin pudo colocarlas, se le trabó el arma. Frustrado, pateó una de las balas y, cabreado, decidió hacer que el proyectil llegase a su destino, pero con la mano.
Finalmente, terminó tirándole un banco a uno de los empleados por encima de la barra del negocio y escapó mientras éste lo perseguía. Tras la agresión, el dueño del local realizó la denuncia ante la comisaría local y el miércoles al mediodía la policía ya pudo encontrar a Garza.
Según ha informado el medio Ahora Calafate, los efectivos pudieron encontrar la camioneta Ford Ecosport estacionada en un supermercado de Cerro Calafate. A bordo, estaba únicamente su pareja. A pesar de que la policía le pidió que permaneciera en el lugar, la mujer intentó escapar hacia su casa con el vehículo y, en su intento, golpeó a uno de los oficiales. Por ese motivo, terminó arrestada acusada de atentado, resistencia a la autoridad y lesiones leves.
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Mientras tanto, un grupo de operaciones especiales que llegó desde Río Gallegos registraba el domicilio de Galarza. Allí, encontraron al hombre intentando huir al fondo de su vivienda, donde lo detuvieron. Como el arma no aparecía, el juez que interviene en el caso, Alberto Ludueña, ordenó otros cuatro allanamientos.
En estos, tampoco lograron ubicar el arma, pero los oficiales descubrieron que en la vivienda había dos fundas de chaleco balístico y una tonfa que pertenecería a la Policía de Santa Cruz. Por ese motivo, se ordenó abrir una investigación adicional. Además, se incautaron equipos electrónicos y una televisión que podrían haber sido robados en otro domicilio.