APAGÓN

King Kong, el único superhéroe de la Puerta del Sol de Madrid que no fue derrotado por el apagón

El corte de luz provocó la desbandada de muñecos y turistas, aunque hubo un héroe que se quedó

El otro King Kong permaneció toda la tarde vigilando que no saqueasen comercios en la zona

Edgar, peruano procedente de Trujillo, aguantó el calor y el desconcierto de los turistas

Edgar, peruano procedente de Trujillo, aguantó el calor y el desconcierto de los turistas / DLF

David López Frías

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Tarde del 28 de abril de 2025, día del apagón. Todos los muñecos de la Puerta del Sol han abandonado su puesto de trabajo, en vistas de que el cierre del transporte les va a obligar a volver a casa andando. El efectivo, además, cotiza al alza: no funcionan los datáfonos y las circunstancias hacen que unas monedas tengan más valor que unas horas antes.

¿Todos? ¿No! Un heroico peruano resiste, vestido de simio gigante, en la puerta de la popular pastelería Mallorca. Se llama Edgar, nació cerca de Trujillo (Perú) y va vestido de King Kong gris. Hay, al menos, tres disfraces de King Kong en todo el área, pero todos ellos han desistido. También un venezolano que intenta convencer a Edgar de que lo deje ya.

"Yo voy disfrazado de Stitch, el personaje de Lilo y Stitch. Pero yo ya lo he guardado en la bolsa y me largo. No hemos hecho ni 10 euros en toda la mañana. Sobre todo desde que se ha conocido lo del apagón", le contaba a EL PERIÓDICO, ya vestido de paisano y dispuesto a volver a casa: "Ahora toca ir hasta Parla, que no sabemos cómo lo vamos a hacer", concluía.

Edgar, no obstante, era todo entrega y pasión. No lleva ni un año en este trabajo y quería demostrar su profesionalidad, Solamente quedaba él en toda la plaza. Desoía los consejos de su compañero y seguía asustando a la gente, a la par que contestaba preguntas a este diario sin varias un ápice su tono brutal de voz. "¡Me llamo Edgar! ¡Soy peruano!", explicaba a la extrañado concurrencia, más preocupada de hallar transporte que de hacerse fotos con el muñeco.

Un calor de justicia agravaba la situación. El traje, que puede llegar a pesar más de 10 kilos, provocaba un entorno sofocante para Edgar, que lo asumía con el mismo tono de voz salvaje: "¡Sí, hace calor, pero esta es nuestra chamba (este es nuestro trabajo)", respondía, seguro de que algún turista desorientado estaría por la labor de hacerse fotos con King Kong en el momento más caótico de España de las últimas fechas. "¡Ahora tengo que ir andando hasta Plaza Elíptica y no sé cómo lo voy a hacer!", declaraba desde el interior de su traje.

King Kong negro

Al día siguiente, Edgar no apareció por su puesto de trabajo. La programación de cuatro conciertos para el 29 de abril en el escenario de la Puerta del Sol reducía mucho el radio de acción de los muñecos. Por eso muchos de la treintena que suele haber han decidido tomarse el día libre. Otro peruano que hace de Minnie nos emplaza a bajar en dirección a Ópera, porque decía haberlo visto allí.

En efecto, cerca de la Churrería San Ginés hay otro King Kong con un cordón de oro y el símbolo del dólar. Pero este no es Edgar: es un gorila negro que también estuvo la tarde anterior por la zona, ayudando durante el apagón. Se llama Freddy y es un colombiano de Medellín que no lleva ni seis meses en este trabajo.

"Este traje tiene un motorcito que va con batería y ayuda a desplegarlo y a mantenerlo rígido. Pero ayer se acabó hasta esa batería", revela a este periódico. Preguntando por Edgar, el King Kong gris, Freddie asegura que "hoy no ha venido porque no lo he visto. Se suele poner en Sol y hoy hay muy poco espacio por los conciertos".

Contra el pillaje

Freddy también se quedó hasta el final el día del apagón, como hizo Edgar. Pero, en su caso, en circunstancias y con motivaciones muy diferentes: "Yo me quité el disfraz sobre las 13 horas, cuando la gente empezaba a ponerse nerviosa y nos llegaban las primeras informaciones de lo que podría estar pasando", recuerda ahora, embutido en su traje de pelo de más de 2 metros de alto.

En ese momento, Freddy decidió salirse literalmente del personaje y ayudar: "Hay una panadería enfrente donde las chicas siempre se portan muy bien conmigo. Guardé allí el disfraz, que es mío, y me puse con ellas a vigilar la puerta del comercio, porque se estaban escuchando los primeros rumores de que se estaban empezando a producir saqueos por Madrid".

Dicho y hecho: mientras el King Kong gris seguía animando a los turistas como la orquesta del Titanic, el King Kong negro se cambiaba de ropa para evitar que los comercios amigos cayesen víctimas del pillaje, aunque sólo hubieran transcurrido un par de horas desde que se produjo el corte masivo de luz.

Dormir en un parque

"Con ellas estuve sobre las 5 de la tarde, acompañándolas para que no les robasen. Luego intenté irme a casa, pero yo vivo en Móstoles. Como no había transportes de ningún tipo, estuve caminando y haciendo tiempo. Y al ver que iba a tardar unas cuatro horas en llegar, decidí quedarme a dormir en un parque medio agradable que encontré".

Allí pasó la noche Freddy. El martes volvió al lugar de los hechos y se convirtió en uno de los pocos muñecos que atendió su trabajo el día después del caos. Fue uno de los tantos que tuvo que pernoctar en la calle por culpa del apagón. Edgar, por su parte, en algún momento tuvo que llegar a casa. Avisó de que tenía que llegar a Plaza Elíptica andando y cargando con todo el armatoste que conforma su disfraz. Pero no desfalleció. Al día siguiente le cubrió el King Kong negro: el gris estaba disfrutando el descanso del guerrero.