Durante los periodos no lectivos, como las pasadas vacaciones de Semana Santa, muchas familias en situación de vulnerabilidad se enfrentan a dificultades económicas para proporcionar a sus hijos actividades de ocio o largas estancias en colonias.
Para dar respuesta a esta necesidad, el programa CaixaProinfància de la Fundación La Caixa, en colaboración con entidades sociales como la Fundación La Casa de l’Aire Roger Torné del distrito de Sant Martí (Barcelona), organiza campamentos de ocio educativo durante las vacaciones escolares en toda España. Solo en Sant Martí, 80 niños y niñas participaron en las colonias de esta Semana Santa.
Programa CaixaProinfància
En el distrito de Sant Martí (Barcelona) participaron 80 niños y niñas en las colonias de Semana Santa
Entre las familias beneficiarias de esta iniciativa solidaria se encuentra la de Aouatif Boulahya, madre de Rania y Omar, de 10 y 6 años. Conoció a la Fundación Roger Torné en el año 2018, después del nacimiento de su hijo, gracias a un grupo de acompañamiento a madres en situación de vulnerabilidad. Desde entonces, mantiene un vínculo muy fuerte con la fundación, que le ha ofrecido apoyo en diversos ámbitos: desde refuerzo escolar, hasta la asistencia a campamentos de verano para sus hijos.
“Fue la primera vez que mis hijos iban a unas colonias”, confiesa Boulahya, en referencia a las recientes vacaciones de Semana Santa. “Siempre nos daba miedo dejarlos con monitores desconocidos, pero como conocíamos al equipo de La Casa de l’Aire, confiamos. Volvieron felices, llenos de energía y con muchísimas cosas que contar”, explica emocionada.
Las actividades están pensadas para fomentar la autonomía, la responsabilidad y la cooperación
Según Belén Sánchez, coordinadora de los proyectos de ocio educativo de La Casa de l’Aire, estas colonias no están pensadas únicamente como una forma de entretenimiento, sino también como un espacio donde trabajar valores y el bienestar emocional de los más pequeños. “Hacemos actividades como carreras de orientación por el bosque, talleres en la naturaleza, visitas a granjas y dinámicas de convivencia. Todo está pensado para fomentar la autonomía, la responsabilidad y la cooperación”, explica Sánchez.
“Nos enseñaron a cómo sobrevivir en la montaña, a reconocer plantas, a convivir con familias de otras culturas… Fue una experiencia muy rica, tanto para los niños como para nosotras”, recuerda Aouatif Boulahya, que participó también en una de las salidas familiares organizada por la fundación.
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Y, si bien, los principales beneficiarios de este proyecto son los niños y niñas que disfrutan de las actividades, su impacto positivo también se extiende hacia sus familias. “Muchas madres son cabeza de familia o trabajadoras con una escasa red de apoyo. Estas colonias son una forma real de facilitar la conciliación y ofrecerles un espacio de descanso y confianza”, dice Sánchez.
Un ejemplo claro de ello es el de Zohra Taheri Aidouni, madre soltera con dos hijos, Walid (10 años) y Walae (13 años), que colabora con La Casa de l’Aire desde antes de la pandemia: “Estaba en un momento anímico muy malo, y desde el colegio de mis hijos me pusieron en contacto con la fundación. Me abrieron las puertas desde el primer día”, explica.
Durante estas vacaciones, sus hijos participaron en las colonias, algo que emocionó especialmente a su hija mayor, que ya está en el instituto. “Le hizo mucha ilusión reencontrarse con amigas de cuando era pequeña y vivir la experiencia con su hermano”, confiesa Aidouni.
“Cuando eres madre soltera, con toda la carga que eso supone, necesitas desconectar
Destaca también el efecto sanador que tienen estas colonias en su día a día como madre: “Cuando eres madre soltera, con toda la carga que eso supone, necesitas desconectar. Las colonias nos ayudan a todos. Ellos se divierten, aprenden y hacen amigos, y nosotras recuperamos energía para seguir adelante”.
En lo que coinciden ambas madres es en destacar el papel del equipo educativo de La Casa de l’Aire como el elemento fundamental para que las colonias funcionen. Tanto Boulahya como Aidouni hablan de un trato cercano, cariñoso y profesional que genera confianza tanto en los niños como en las familias. “Conocen a los niños, saben cómo tratarlos, cómo hablar con ellos… Y eso hace que nosotros también estemos tranquilas”, explica Boulahya. Aidouni, por su parte, recuerda con especial cariño la figura de un monitor que les enseñó a identificar plantas: “Aprendemos todos, grandes y pequeños.
Además, Boulahya confiesa que gracias a estos proyectos ha podido conocer a otras familias que están en situaciones parecidas: “Al final, te sientes acompañada y comprendida”, añade. Confirma que este tipo de convivencia con el resto de familias tiene un efecto duradero, y que muchas de estas relaciones continúan una vez finalizadas las colonias, convirtiéndose en una “red informal” de soporte en los barrios.