LA LECTURA
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El increíble éxito en España de las novelas japonesas: "Los chavales que crecieron con 'Dragon Ball' ahora han dado el salto a la literatura"

Murakami abrió una puerta para muchos, a los que se sumaron los fans del manga y el anime. La literatura japonesa está en su mejor momento

El increíble éxito en España de las novelas japonesas: "Los chavales que crecieron con 'Dragon Ball' ahora han dado el salto a la literatura"
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El pasado año, 2024, se batió el récord de españoles que viajaron a Japón: más de 182.000 personas visitaron el país. Hace dos, en 2023, Haruki Murakami recibía el Premio Princesa de Asturias de las Letras. Un lustro antes, en 2017, Kazuo Ishiguro ganaba el Nobel de Literatura. Los viernes de cenar sushi o ramen, o el amigo que te pregunta en qué plataforma puede ver Perfect Days, se combinan con mesitas de noche cada vez más plagadas de literatura nipona: en 2023, el último año con datos disponibles, el japonés fue el tercer idioma más traducido en España, sólo por detrás del inglés y el francés, siendo así uno de los idiomas que más ha crecido en la última década, en un 90%.

Visto este auge, las primeras preguntas que vienen a la cabeza es cuándo ha pasado este asalto nipón a nuestras librerías y cómo ha conseguido rebasar a lenguas tan consolidadas como la italiana o la alemana. Aunque el gusto por esta literatura ha tenido un crecimiento aparentemente progresivo, ha habido momentos puntuales con picos de interés que también las editoriales han sabido ver y aprovechar. Por ejemplo, el suicidio de Yukio Mishima en 1970 -por harakiri- y el éxito de Murakami -el superventas japonés por excelencia- fueron dos momentos clave, al menos en el inicio del fenómeno, según Marián Bango, cofundadora de la Editorial Satori, especializada en el país oriental.

Ana Estevan, responsable de Ficción Internacional en Tusquets, menciona que desde su editorial ya publicaban desde los años 90 a Banana Yoshimoto. Sin embargo, ella marca el éxito de Tokio Blues, de Murakami, en torno a los 2000, como el punto en que más editoriales se subieron al carro. Sin duda, Murakami ha sido uno de los principales líderes del movimiento: "Tenemos la inmensa suerte de que tiene un especial afecto por España y Latinoamérica. Siente un gran apego, ha venido a España ya cuatro veces, dos con motivo de premios, y eso ayuda", dice, "Cuando hace algo en España o en relación a España, lo notamos en el número de ventas".

"Es la primera vez que vemos un movimiento tan popular y duradero de la literatura asiática en sentido amplio"

Diego Moreno, de la Editorial Nórdica, considera que el efecto imitación ha sido crucial. "En los últimos cinco o seis años muchas editoriales que no publicaban literatura japonesa de manera habitual han empezado a hacerlo". Y así han dado forma a un caso digno de estudio. "Es la primera vez que vemos un movimiento tan popular y duradero de la literatura asiática en sentido amplio, desde el manga y la novela gráfica, hasta la literatura policíaca, el thriller y la llamada healing fiction", cuenta Anik Lapointe, editora en Salamandra, le da mucha relevancia.
A pesar de que los libros japoneses que se publican en España tienen temáticas absolutamente diversas, Lapointe identifica cinco factores que los conectan estilísticamente y explican su éxito. En primer lugar, ella señala la imaginación tan viva de los autores y, a veces, la introducción de un elemento mágico o fantástico. "A los hispanohablantes nos conecta con autores como Gabriel García Márquez", señala.

Los autores estrella de Tusquets, Murakami y Yoshimoto, "son muy oníricos", menciona Estevan, sin atreverse, sin embargo, a poner esa etiqueta a la literatura japonesa en general.

En segundo puesto, existe una sensibilidad manifiesta en sus textos: "Lo importante es lo que estoy contemplando ahora en un paisaje, lo que hace sentir la soledad en medio de la naturaleza", ejemplifica la editora de Salamandra. Otro factor es que son escritores que comparten un ritmo más lento, muy buscado a día de hoy cuando nos vemos sumergidos en un mundo de inmediatez y sobreestimulación: "Queremos encontrar un cobijo en algo que no sea ni apabullante ni agresivo, sino lo contrario". Marián Bango coincide: "Parte del encanto es que aparentemente no pasa nada, pero pasan muchas cosas".
En cuarto lugar, las historias que presentan estos autores son generalmente sencillas, y en ellas predominan el intimismo y la introspección. "Son situaciones, más bien, por las que todo el mundo puede pasar», dice Lapointe. "Alguien, por ejemplo, que se encuentra solo y de pronto recuerde un amor del pasado, o que ha perdido a alguien. Estos autores logran transmitirlo de una manera sencilla, abierta, sin grandes teorías".

"La literatura tiene que ser acogedora, pero también tiene que ser incómoda. Tiene que ser muchas cosas"

Y, finalmente, Ana Estevan lanza un quinto factor que explica el éxito. Esta temática hace que el lector se sienta identificado: "En general los personajes no se encuentran muy bien. Y eso no está mal para un lector".
En el contexto de ese entorno diario a veces desafortunado, las nuevas y más masivas propuestas de literatura japonesa encajan en un género ahora denominado healing fiction o ficción curativa, que hace referencia a esa literatura amable, cozy, ambientada en escenarios del país nipón. Curiosamente, los editores se desvinculan de esta calificación para explicar el auge: "Nosotros intentamos ir a algo literario y que aporte a la literatura y al lector de una manera más completa", dice Estevan.

Marián Bango se muestra también crítica con la tendencia y la asemeja a una "producción en cadena": "Son meros productos de consumo, porque está todo troceado. La literatura también tiene que ser un poco un desafío a la persona. No tiene que ser todo fácil y sencillo, todo masticado. Al final acaba siendo lo mismo, un producto que se consume de manera acrítica e incluso también te puedes dopar y estimular con ello constantemente", menciona, aludiendo a esa moda de binge reading, o pegarse atracones de lectura. "La literatura tiene que ser acogedora, pero también tiene que ser incómoda. Tiene que ser muchas cosas".
Twiggy Hirota, del restaurante-librería japonesa Yan Ken Pon, en Madrid, comenta que lo que describen engloba literatura japonesa pero "con mejor marketing": "Está de moda llamarlo así para vender más, pero no deja de ser su literatura en esencia". Por eso, sí hay un consenso general en torno a la sensibilidad de los autores: "En tiempos duros y complicados, esto es como un bálsamo, algo que te tranquiliza y te dice: ‘Bueno, aunque estés en una situación terrible, esto se puede superar, lo puedes vivir y no pasa nada’. Te reconcilia con lo malo que estás viviendo".

"Leían manga, veían anime y ahora, al ser adultos, sigue teniendo interés por Japón y han dado ese salto a la literatura"

Esos adultos atormentados son los mismos que crecieron desayunando con Dragon Ball Z y cantaban el tema de inicio de Oliver y Benji. "Leían manga, veían anime y ahora, al ser adultos, sigue teniendo interés por Japón y han dado ese salto a la literatura. Es una generación que ya no tiene miedo a no entender ciertos códigos culturales. Y ese interés que han sentido por Japón desde que eran niños y adolescentes lo siguen manteniendo en la edad adulta".

Otro ejemplo muy representativo de cómo todo el ecosistema en torno a lo japonés solo crece, es que cómics de este país han aumentado su publicación en España un 200% en los últimos años. Este crecimiento ha sido progresivo: a principios de los 2000 hubo un gran aumento, pero el mercado cayó a mediados de 2008, con la crisis. Después, en 2014, volvió a subir, y ya con la pandemia se disparó hasta el tope que hemos alcanzado ahora.

Ante la pregunta de por qué monopoliza este país el éxito frente a otros países asiáticos como China o Corea del Sur, la realidad es que para un ciudadano occidental Japón es el equilibrio justo entre exótico y familiar, como aseguran los editores. "Es un país tan global y es tan abierta su cultura, tan exportada, con fenómenos como elCool Japan, que los lectores no lo sienten tan distinto", dice Marián Bango. "En Japón impera un capitalismo, un consumismo, una serie de cuestiones que están presentes también en nuestra sociedad y son cuestiones que nos preocupan".

Otras iniciativas como el Marzo Asiático, que propone leer libros de autores del continente durante ese mes, también favorecen esta difusión. Este último movimiento lo creó hace años en redes sociales la divulgadora cultural Magrat Ajostiernos, causando un auténtico despegue en la literatura.

"Quien a lo mejor no ha leído nada, pero ha visto Drive My Car, de repente dice: ‘Me mola esta manera de contar de los japoneses’, y acaba cayendo"

Twiggy Hirota cree que los viajes y, sobre todo, las redes sociales -"Donde hay un bombardeo constante de todo lo que mola de Japón"-, han sido cruciales para incrementar el interés por su literatura. También señala la "increíble" labor de entidades como la Fundación Japón o Casa Asia: "También hacen teatro, danzas... y a veces no quedan ni entradas", comenta la trabajadora del restaurante-librería.
Además, desde Nórdica destacan la dualidad entre un Japón más "feudal" -"Una cultura muy atractiva visual y literariamente"-, que sigue viviendo en cierto modo, y el país hipertecnológico en que se ha convertido desde la Segunda Guerra Mundial. "Ambas cosas generan una visión de un mundo que a un occidental le atrae mucho", dice Moreno. "A mí me fascina esta capacidad que tienen de no entregarlo todo a la tecnología, sino que al mismo tiempo tienen ritos y costumbres muy arraigadas. Quien a lo mejor no ha leído todavía nada, pero ha visto Drive My Car, de repente dice: ‘Me mola esta manera de contar de los japoneses’, y acaba cayendo".

Moreno confiesa que desde las editoriales también han aprendido a vender mejor estos libros, con más respeto, y quizá ello ha influido en la percepción del lector, que ha pasado a normalizarlos y verlos con más "seriedad", y no como algo para unos pocos. Comenta que han pasado de usar para las portadas los dibujos "de gancho, que podrían ser realmente de muchas partes de Asia", a otra más respetuosa con la cultura japonesa. "Intentamos entender lo que son realmente los japoneses y hacer diseños con los que también se encuentren a gusto".

Otro elemento clave en la difusión de la literatura japonesa fue el crecimiento en el número de traductores del japonés al español, que permiten los llamados equipos de traducción directa. "Te puedes encontrar con los libros más famosos de la historia de Genki [una serie de libros usada para aprender japonés], por ejemplo, que están traducidos desde el inglés, y eso ha sido un hándicap muy grande durante muchos años. Eso también ha hecho que nuestro aprendizaje como lectores sea más lento", denuncia Moreno, que añade que desde Nórdica nunca traducen de lenguas secundarias, es decir, siempre directamente.

Librerías consagradas -y generalistas- como La Central de Callao, en Madrid, comentan que ya mantienen desde hace años "un espacio exclusivo para Japón". Como comenta Luis de Dios, responsable de narrativa en esta librería: "No solo ha aumentado el número de publicaciones de autores japoneses sino que la demanda sigue siendo constante".

"Siempre irá en crecimiento, pero no un crecimiento de tendencia. Eso son burbujas que crecen y explotan, pero la base siempre va a quedar"

Además, numerosos clientes piden libros relacionados con el país, porque también los viajes están aumentando. Desde el restaurante-librería Yan Ken Pon, fundado precisamente por traductores del japonés, señalan que la tendencia actual es, principalmente, mujeres que se interesan por la literatura de autoras japonesas.


un fenómeno aún «muy vivo»

Lo que está claro es que al bum de la literatura japonesa no se le ve fin: "Es un fenómeno virtuoso perfecto. A la gente le interesa, los editores compramos más, miramos más, creamos mejoras, sabemos más, las agencias te lo permiten, la prensa lo reseña con más facilidad, el librero, lo mismo…", dice Diego Moreno, que ha vivido en primera persona el aumento en el interés y en la demanda. "[El crecimiento] es muy claro: en 2015 en Nórdica publicamos un libro, y en 2024 subimos hasta los cinco".

Se trata de un movimiento en el que los editores coinciden al considerar que está muy vivo, por lo que solo puede analizarse desde su propia naturaleza cambiante, sin fin. "Yo creo que siempre irá en crecimiento, pero no un crecimiento de tendencia, de gran moda", pronostica Marián Bango desde Satori. "Son burbujas que crecen y explotan, pero la base siempre va a quedar".