Crítica

La voz de Serena Sáenz seduce la guitarra de Pablo Sáinz-Villegas

Las dos jóvenes estrellas españolas convencen con un ecléctico y difícil programa a un público entregado que llenó el Palau

La cantante de ópera Serena Sáenz y el guitarrista logroñés Pablo Sáinz-Villegas

La cantante de ópera Serena Sáenz y el guitarrista logroñés Pablo Sáinz-Villegas / Antoni Bofill

Pablo Meléndez-Haddad

Pablo Meléndez-Haddad

Barcelona
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Dos talentos españoles se dieron cita el jueves en la temporada BCN Clàssics, la soprano barcelonesa Serena Sáenz y el guitarrista de Logroño Pablo Sainz-Villegas, director de La Rioja Festival. Ella, con poco más de 30 años, ya ha triunfado en las Óperas de Viena y Berlín, así como en el Liceu, y él es uno de los indiscutibles embajadores de la guitarra española por medio mundo.

Solo un talento como el de ambos podía llenar el Palau y llevar a buen puerto un programa tan arriesgado –por delicado, especializado y contenido– como este, porque la sintonía y complicidad entre ambos artistas quedó demostrada ya desde el comienzo, con ‘Chi desia di saper’ de ‘Il primo libro delle musiche’ de la compositora barroca por fin reivindicada Francesca Caccini. Al timbre brillante, flexible, lleno de colores y de un barniz aterciopelado de la voz de la soprano se unió un dominio técnico de experta traducido en un completo control de las agilidades y una colocación sana y natural en toda la amplitud del registro. Sus agudos y sobreagudos son seguros y luminosos y su expresividad total, con un fraseo marca de la casa.

De ese mago de la guitarra que fue Ferran Sor se interpretaron tres canciones con un Pablo Sainz-Villegas de digitación precisa y expresiva, a lo que se unió una sorprendente proyección sin necesidad de amplificación.

El valenciano Martín i Soler se hizo presente con ‘La semplice’, ‘La volubile’, ‘La costanza’ y ‘La mercede’ antes del estreno absoluto de las ‘Tres postals per a guitarra’ de Albert Guinovart, hermosas piezas dedicadas a Sainz-Villegas e inspiradas en Granada, Sydney y Nápoles, para llegar a la media parte con Federico García Lorca y una selección de sus ‘Canciones Españolas Antiguas’ soberbiamente cantadas, en especial ‘La Tarara’ y ‘Sevillana del siglo XVIII’.

La segunda parte, abierta a la ópera y a maestros del género, comenzó con arias del ‘Don Giovanni’ de Mozart en arreglos de Ferran Sor, ‘Batti, batti o bel Masetto’ y ‘Vedrai carino’ de Zerlina y otra del mismísimo Tenorio, ‘Deh, viene alla finestra’. Con Bellini llegó el delirio; se apostó por dos canciones de salón (‘Vaga luna’ y ‘Ma rendi pur contento’) y, de la ópera ‘La Sonnambula’, la gran aria ‘Ah, non credea mirarti’, ofrecida en una ornamentada y esculpida versión por una Serena que fue ovacionada.

Tras los ensoñadores ‘Recuerdos de la Alhambra’ y de una espectacular ‘Gran Jota de concierto’ de Tàrrega, despidió el programa una fantástica selección de las ‘12 Tonadillas en estilo antiguo’ de Granados.

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