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El ruido de la calle

No hay muralla para Sánchez

No hay muralla para Sánchez
ULISES CULEBRO
PREMIUM
Actualizado

Sin contar con Europa y sin miedo a Trump, Pedro Sánchez encara su tercera visita a China, que ya no es solo un viaje sino una alianza. En pleno equilibrio del terror, no hay nada que pueda enfurecer más a Trump, aunque parezca carnaza de impeachment. Alemania y Francia reclaman unidad europea, pero Pedro Sánchez, en política exterior como en la interior, rompe la disciplina, las formas y los consensos. Es su marca personal.

Si Trump sigue, Sánchez se convertirá en un enemigo del presidente de EEUU, no porque odie a los españoles -solo los desprecia- sino porque la guerra mundial del comercio es contra los chinos. Donald Trump se refería al Covid como la "gripe china", y la culpó de haber infectado al mundo. Y ya en la primera presidencia sospechaba de que tantos jóvenes chinos emigrantes en EEUU prepararan un Ejército para apoderarse de la nación. Odia a los chinos y los ve como una amenaza militar. Al contrario que a Sánchez, a quien le gusta la decoración con jarrones de jade, teteras de porcelana, dragones, farolillos rojos, cabezas de serpiente y tigres. Le gustan las murallas, pero prefiere la china.

El embajador declara que Pedro Sánchez tiene química con Xi Jinping. Desde el viaje de Marco Polo, no se repetía el prodigio. Envió como plenipotenciario a Zapatero -el único jarrón chino que brilla- y en plena crisis arancelaria busca un pacto con los chinos. El déficit comercial con China es de casi 40.000 millones de euros. Les vendemos cerdo y cosméticos, aunque ellos estudian aranceles al cerdo como castigo por los impuestos a los coches eléctricos.

Madrid tiene relaciones con China desde los tiempos imperiales. Dice Cervantes en el prólogo de la segunda parte del Quijote que el emperador de la China le suplicó que le enviase su libro, porque quería fundar un colegio donde se leyese en lengua castellana. Ana Botella salió en defensa de la comunidad china cuando fue alcaldesa, y ya sabemos que se están apoderando de las islas, los canales, las deudas y la IA.

La muralla feudal que se ve desde la Luna la rompió Mao después de que los nuevos jerarcas descubrieran que el poder no solo nace del fusil, sino de los polígonos industriales. Están a punto de crear una sociedad del bienestar cuando se acaba la europea. Pero se echa de menos la lealtad con los aliados, en una guerra que puede ser espantosa.