Si hay un dato en el que coinciden las encuestas de los últimos años es el aumento de determinados planteamientos involucionistas en los hombres más jóvenes, en buena medida influidos por los mensajes que la extrema derecha difunde en las redes sociales. Sin embargo, la pérdida de valores democráticos y pacifistas no es únicamente una cuestión de edad o de género, sino que hay otras variables que entran en juego, como la precariedad material, la falta de confianza social o la alta percepción de incivismo e inseguridad, e incluso la felicidad, que se correlacionan con un mayor apoyo a ideas “involucionistas” y retrógradas, según un informe del Institut Català Internacional per la Pau (ICIP), presentado este martes.
El estudio “El arraigo de las ideas involucionistas y belicistas en Catalunya” analiza los perfiles de población de Catalunya más propensos a asumir “posicionamientos poco democráticos y belicistas”, ideas que han ganado adeptos de forma transversal, señala el documento, del que es autor el periodista Roger Tugas. En la metodología se recogen las respuestas identificadas “como próximas a la involución en valores democráticos” filtradas por las características personales de los encuestados que podrían llevar a mayores niveles de aceptación. El objetivo ha sido estudiar cómo se relacionan determinadas variables sociodemográficas con opiniones sobre feminismo, racismo, homofobia, transfobia, valores democráticos, punitivismo y belicismo, entre otros, teniendo en cuenta que correlación no implica causalidad.
El género sí se vincula con el relato de restricción de derechos: los hombres son más conservadores
El resultado de estos cálculos es, en primer lugar, que la edad no está vinculada, en términos globales, a una tendencia hacia posturas conservadoras. Al contrario, constata el estudio, “la gente joven no es menos feminista”, ni más racista que el conjunto de la sociedad y defiende más el derecho al aborto y las libertades sexuales.
Sin embargo, sí que es determinante el efecto combinado entre género y edad, que lleva a una conclusión ya conocida: las posiciones de los chicos jóvenes “son claramente más conservadoras respecto de las chicas” de lo que lo son las de hombres de más edad respecto de las mujeres de sus respectivas franjas de edad. Entre los datos del estudio, un 23% de los hombres de hasta 30 años están muy o bastante de acuerdo con que “los hombres son mejores líderes políticos que las mujeres”, y un 20% cree que la violencia de género es un invento del feminismo.
El género es una de las características que se vinculan de forma más homogénea con el relato de restricción de derechos. Los hombres “son claramente más conservadores que las mujeres en prácticamente todas las categorías”, señala el estudio, salvo el ámbito fiscal y el punitivismo. Las personas con pocos estudios muestran también una tendencia similar, salvo en las políticas de apoyo a los necesitados y la tolerancia respecto al discrepante.
“Las personas más infelices son más machistas, homófobas, racistas, autoritarias y punitivistas“”, concluye el ICIP
La correlación con el conjunto de las ideas involucionistas se encuentra también en las personas con poca confianza social y pocas relaciones con el entorno, con más percepción de inseguridad e incivismo y con dificultades económicas.
Con menor intensidad, la felicidad está también relacionada con algunos de los posicionamientos estudiados. “Las personas más infelices son más machistas, homófobas, racistas, autoritarias y punitivistas, quizás porque, en parte, culpan a los cambios sociales recientes de sus males”, detalla el ICIP. De hecho, aquellos que ven con recelo la evolución de la sociedad -que se creen perjudicados por el rumbo que lleva o temen, por ejemplo, que la inteligencia artificial destruya puestos de trabajo- también se identifican como más machistas y, especialmente, más racistas y punitivistas. “El miedo a las personas recién llegadas puede alimentar la magnitud de la incertidumbre sobre el futuro y un endurecimiento de las leyes puede presentarse como una respuesta aparentemente sencilla para garantizar cierta estabilidad”.
Un 58% de los que se perciben perdedores de los avances sociales creen que los inmigrantes delinquen más
Así, la percepción de éxito o fracaso personal afecta a las valoraciones sobre la inmigración: un 58% de los que se perciben perdedores de los avances sociales afirman que los inmigrantes delinquen más que los autóctonos, algo que cree el 25% de quienes se consideran ganadores.
Un 43% de quienes creen que la convivencia en su zona es “muy mala” vería bien que su hijo se casase con un refugiado, mientras entre las personas que creen que la convivencia es muy buena la cifra es del 67%. Igualmente, aquellos que manifiestan que la convivencia es muy mala tienden a defender el gasto militar: un tercio de estas personas cree que el gasto militar actual es insuficiente.
El ICIP ha extraído las conclusiones a partir de las respuestas a 130 preguntas de dos encuestas del propio instituto, dos del Centre d'Estudis d'Opinió (CEO), otras dos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) y una Encuesta Social Europea.