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El Papa fuerza su presencia con pequeñas apariciones en su Semana Santa más atípica

La gran incógnita es si bpodrá dar la bendición 'Urbi et Orbe', uno de los actos más importantes, el Domingo de Resurrección desde el balcón principal de San Pedro. "Lo vivo como puedo", dijo sobre estas fechas ante los presos a los que visitó ayer.

El Papa Francisco se reúne con los reclusos, ayer, Jueves Santo, durante su visita a la penitenciaría Regina Coeli de Roma.
El Papa Francisco se reúne con los reclusos, ayer, Jueves Santo, durante su visita a la penitenciaría Regina Coeli de Roma.AP
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En la Semana Santa más delicada de su pontificado, el Papa Francisco está queriendo demostrar que tiene fuerzas, a pesar de que aún sigue convaleciente de la neumonía bilateral que a punto estuvo de costarle la vida y que le tuvo recluido en el hospital Gemelli durante cinco semanas. Estos días, los más importantes para la Iglesia católica, y además en pleno Jubileo en Roma, Jorge Mario Bergoglio no se ha quedado en reposo en su residencia de Santa Marta, donde sus médicos le recetaron al menos dos meses de reposo para su completa recuperación, sino que está haciéndose presente en pequeñas apariciones sorpresa. La Santa Sede no incorporó en el programa oficial ninguna presencia suya ante las importantes celebraciones litúrgicas.

Francisco dio ayer la mayor alegría al acudir por la tarde, en línea con cada Jueves Santo, a la cárcel de Regina Coeli, en el barrio romano del Trastévere, para visitar a unos 70 presos de diferentes nacionalidades. En años anteriores, el Pontífice les lavaba los pies, como en su día hizo Jesús con los apóstoles como símbolo de humildad antes de su muerte. Pero, ayer, por razones obvias, no pudo hacerlo. Admitió que no podía agacharse, pero que sí que "podía y quería estar cerca de ellos".

En la visita, de una media hora de duración, el Papa saludó a todos los internos, rezó con ellos y les impartió su bendición. Preguntado al salir del centro sobre esta esta Semana Santa tan atípica, Francisco respondió: "La vivo como puedo". Por la mañana, el encargado de sustituirle en la Misa Crismal fue el cardenal y arzobispo italiano Domenico Calcagno, presidente emérito de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA).

Los peregrinos que pasan fechas tan especiales en la capital italiana y los periodistas que siguen al Papa aguardan cada hora por si, de repente, el Santo Padre aparece en público, como le gusta hacer, para mostrar a los fieles su cercanía en la semana que se recuerda el sacrificio de Cristo, el momento más simbólico para la fe cristiana.

El proceso de recuperación del Papa está marcado por una convalecencia de dos meses -salió del policlínico el pasado 23 de marzo- en la que se previó la necesidad de emplear oxígeno a través de cánulas nasales, que Francisco está teniendo que usar cada vez en menos ocasiones desde su alta hospitalaria.

Fuentes del Vaticano confirman que el estado de salud del Pontífice argentino está "mejorando" -de ahí que se tenga que hacer un uso cada vez menor del oxígeno- y que Francisco "continúa con la fisioterapia respiratoria y motora" para trabajar para lograr su recuperación.

La incógnita es el Domingo de Resurrección en el horizonte, cuando el Papa pronuncia un discurso muy simbólico para los católicos y da la bendición Urbi et Orbi (a la ciudad y al mundo, en latín) después de la misa. En Roma hay pocas dudas de que Bergoglio, en todo caso, estará presente en el día más importante del año para el catolicismo. La Santa Sede informó el pasado miércoles de que será el cardenal italiano Angelo Comastri, el presidente emérito de la Fábrica del San Pedro, quien presidirá la misa, aunque podría ser el propio Francisco quien realice el gesto de la bendición pascual desde el balcón central de la Basílica de San Pedro en el Vaticano ante decenas de miles de fieles. Mientras, Francisco ha ido salpicando estos días breves actos de presencia para dar fe de su mejoría.

Hoy, Viernes Santo, las celebraciones arrancarán a las 17 horas, cuando el también cardenal y arzobispo italiano Claudio Gugerotti, prefecto del Dicasterio para las Iglesias Orientales, presida la celebración de la Pasión de Cristo desde la Basílica de San Pedro. El siguiente gran momento para los católicos de todo el mundo se vivirá a las 21:15 horas, instante en el cual, desde el imponente Coliseo de Roma, tendrá lugar el tradicional Vía Crucis, que no presidirá el Pontífice, sino que lo hará en su lugar el cardenal y arzobispo italiano Baldassarre Reina, vicario general de Su Santidad para la Diócesis de Roma. Ya el año pasado, Francisco no pudo presidirlo, también por motivos de salud.

El Papa recibió el miércoles en el Vaticano a la dirección y el personal del Hospital Gemelli de Roma que lo trató durante su ingreso. El Pontífice saludó a unos 70 profesionales del centro sanitario, dado que durante su hospitalización les prometió recibirlos y no pudo hacerlo durante su ingreso. Se reunió con todos durante unos 20 minutos y les aseguró que reza por todos y que les pedía que hicieran lo mismo por él: "Gracias por el servicio en el hospital, muy bueno, ¡seguid así!", dijo el Santo Padre.

Aunque sus médicos le aconsejaron reposo absoluto y que evitara aglomeraciones y grandes esfuerzos, el Pontífice quiere demostrar que sus dificultades respiratorias no van a marcar su ministerio. Y eso que durante su hospitalización se señaló que el Papa había estado demasiado expuesto al público en San Pedro cuando todavía tenía un simple resfriado, antes de que derivara en un problema mucho mayor que hicieron temer por su vida.