La policía no te dejará comer uvas si vas a conducir: puedes dar un falso positivo en los controles de alcoholemia

La nueva (y ridícula) tasa de alcoholemia que plantea poner en marcha la Dirección General de Tráfico (DGT) provocará que muchos conductores den falsos positivos en los controles de la policía.

Los expertos en seguridad vial advierten que la implementación de esta tasa podría desviar la atención de los conductores, porque estarán más pendientes de saber qué se puede comer o no, de lo que realmente importa, una conducción segura. Sin embargo, la DGT defiende la medida como un paso hacia la reducción de accidentes de tráfico relacionados con el consumo de alcohol.

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La nueva tasa de alcoholemia es muy estricta

"Reducir la tasa de alcohol al volante es un compromiso moral con quienes perdieron la vida en la carretera", aseguraba el Director General de Tráfico, Pere Navarro, en unas declaraciones recientes. El Congreso de los Diputados ya aprobó una reducción drástica de la tasa de alcoholemia.

La DGT se plantea que este verano ya entre en vigor la nueva cifra, que pasará de 0,25 miligramos por litro en aire espirado, o 0,5 g/l en sangre, a 0,1 mg/l, 0,2 g/l en sangre. Pere Navarro también habló de una reducción total de la tasa de alcoholemia porque "la propia ciudadanía nos reclamaba avanzar hacia una tasa 0,0 como reflejo de una mayor conciencia social".

A pesar de las pretensiones de la jefatura de tráfico, esto no puede ser posible, porque todos los conductores darían positivo en todos los controles, ya que hay alimentos o productos de higiene que contienen pequeñas cantidades de alcohol que harían saltar las alarmas de los agentes.

Estos productos tienen pequeñas cantidades de alcohol

Los conductores pueden dar positivo en los controles de la Guardia Civil a pesar de no haber bebido ni una gota de alcohol, porque pueden haber consumido alguno de los miles de productos que llevan este elemento en su composición.

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Esto incluye algunos medicamentos, enjuagues bucales o incluso algunos alimentos o bebidas que contienen pequeñas cantidades de alcohol.

En algunos alimentos esto se produce porque la fermentación en el estómago genera un poco de alcohol, el suficiente para, superar el nuevo límite de 0,1 mg/l en aire espirado. Por eso existen diferentes cosas que podemos comprar en cuanquier tienda de alimentación, supermercado o farmacia que pueden provocar esto.

Productos de higiene y cuidado personal

1. Colutorios bucales (enjuagues) como Listerine o similares con base alcohólica.
2. Desinfectantes de manos (geles hidroalcohólicos).
3. Sprays bucales refrescantes con etanol.
4. Perfumes o colonias con alto contenido en alcohol, si se usan en exceso o en zonas cercanas a la cara.

Alimentos y dulces

1. Bombones rellenos de licor, como los de coñac o whisky.
2. Salsas con alcohol (como salsa de vino o brandy, si no se cocina lo suficiente).
3. Postres con licor (tiramisú con amaretto, bizcochos borrachos, etc.).
4. Frutas muy maduras o fermentadas, como peras o uvas en descomposición parcial.
5. Vinagres balsámicos o de vino, especialmente si no están bien pasteurizados.

Bebidas “no alcohólicas” que pueden contener alcohol residual

1. Cerveza sin alcohol (puede contener hasta 0,9% de alcohol).
2. Kéfir de agua o kombucha, que pueden contener entre 0,5% y 1% de alcohol, dependiendo del tiempo de fermentación.
3. Mosto fermentado, incluso si está etiquetado como “sin”, puede tener trazas alcohólicas.
4. Zumos naturales caseros, especialmente de frutas como uva o manzana, si han fermentado ligeramente.
5. Bebidas isotónicas caseras o fermentadas (tipo rejuvelac o similares).

Medicamentos y remedios

1. Jarabes para la tos, muchos contienen etanol como excipiente.
2. Tónicos digestivos o gotas homeopáticas con base alcohólica.
3. Tinturas naturales o extractos de plantas (como valeriana, ginkgo o echinacea).
4. Sprays para la garganta, especialmente los anestésicos o antisépticos con alcohol.

Alimentos no alcohólicos que pueden fermentar en el estómago y elevar la tasa de alcoholemia

1. Pan muy fresco o masa madre, ya que las levaduras vivas continúan fermentando azúcares en el estómago.
2. Pasta fermentada como la utilizada en la preparación de pizzas caseras o focaccias.
3. Yogur natural o kéfir, sobre todo si tiene azúcares añadidos y cultivos vivos.
4. Cereales integrales o avena cocida, si se combinan con frutas maduras, pueden favorecer fermentación digestiva.
5. Comidas ricas en carbohidratos simples junto con levaduras o azúcares naturales (como frutas, miel o pan), que pueden iniciar un proceso de fermentación intestinal.

Aunque estas cantidades no suponen un riesgo de embriaguez, sí pueden elevar brevemente el nivel de alcohol en el aliento, especialmente si se sopla justo después del consumo o en ayunas. Con la nueva tasa de alcoholemia de 0,1 mg/l, se reduce mucho el margen de error, por lo que la DGT y la policía pide extremar la precaución incluso con productos aparentemente inocuos.