El triunfo del Mallorca contra la Real Sociedad significa más que tres puntos: es recuperar las señas de identidad del equipo de la primera vuelta, es olvidar de un guantazo la derrota contra el Celta y es opositar por jugar en Europa la siguiente temporada. Es difícil comprender cómo con cuatro bajas de jugadores titulares el equipo de Jagoba Arrasate se sobrepuso con tanta maestría, obteniendo un triunfo 21 años después en Anoeta.
Quizás, es porque la seña de identidad de la plantilla está en el compromiso, algo que adquirieron los once protagonistas. Aunque lo más importante es que la afición bermellona vivirá otro final de curso frenopático, aunque esta vez con una ilusión desmedida: Europa, sin una posible decepción porque, si cabía alguna duda, los tres puntos que se llevaron del Reale Arena certifican la permanencia con 43 unidades a falta de siete jornadas para el final de la Liga.
Favoritos a colocarse en puestos europeos la semana que viene
Hay una posibilidad para que el Mallorca no acabe en puestos europeos al acabar esta jornada: si el Rayo gana en San Mamés, los bermellones arrancarán una hoja del calendario en la novena posición. Pero es lo de menos, porque si la semana pasada desaprovechó una oportunidad para soñar con Europa, este sábado venció a un rival directo en un contexto muy complicado. Los donostiarras llegaban con la moral por las nubes y los isleños, en las horas más bajas.
Como dijo Arrasate, “hay que ir partido a partido”. Es cierto, pero soñar es una obligación porque no hay decepción y más con la siguiente jornada que se avecina. El Mallorca recibe al Leganés, el Celta visita Montjuïc, la Real Sociedad juega en La Cerámica (Villarreal) y el Rayo se mide al Valencia en Vallecas. Ilusionarse es una obligación y ahora es el momento de que todos respondan: club, afición, jugadores y cuerpo técnico porque lo más importante del fútbol es poder hacer castillos de arena en el aire y el Mallorca de Arrasate los puede hacer.
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