MADRID
Sociedad

Dentro de la cárcel de Valdemoro con la asociación que ejerce de "puente" entre los presos y el mundo exterior: "Mi abuela no entendía que prefiriese estar con reclusos antes que con ella"

La asociación Solidarios lleva desde su fundación, allá por 1991, visitando centros penitenciarios para dar apoyo y escuchar a sus internos

La voluntaria Yolanda conversa con un par de internos.
La voluntaria Yolanda conversa con un par de internos.D. S.
Actualizado

Con el anhelo de ser "un puente de unión" entre los reclusos privados de libertad en las cárceles españolas y el mundo exterior, la asociación Solidarios lleva desarrollando, desde hace más de 33 años, su proyecto Aula de Cultura en Prisiones. Cada sábado, distintos voluntarios -principalmente universitarios, aunque los hay de todas las edades- emplean su tiempo en acudir a estos centros para hablar con sus internos, dedicándoles dos horas para "que se sientan escuchados".

Todos los fines de semana van acompañados de un experto en alguna temática, de psicología o marketing a deporte o arte, con el fin de "aportar nuevos puntos de vista" a los reos y "distraerles de sus rutinas" penitenciarias. Este diario se adentra en el penal de Valdemoro para asistir a una de estas charlas, que comienzan siempre a las 11.00 horas, en la estancia número 5 del módulo sociocultural. Dentro de esta sala, los voluntarios van recibiendo a los reclusos con besos y abrazos, un vínculo forjado "tras años de dedicación".

- ¿Qué tal la semana?

- Ya sabes...

En esta ocasión, el coloquio didáctico corre a cargo de José Luis Rus, técnico del museo El Greco de Toledo, que comienza a hablar sobre arquitectura barroca, el Hombre de Vitruvio de Da Vinci y otras pinceladas artísticas. Los presentes escuchan atentos, mientras él se vale de unas diapositivas para intentar dinamizar el ambiente.

- "¿Qué os parece esta catedral?", pregunta el conferenciante.

- "Ahí hay mucho arte", replica, con buen humor, uno de los reos presentes.

En total, casi una veintena de internos han optado por acercarse a esta charla. Su perfil es muy variado, desde varones con apariencia más juvenil a otros veteranos, de pelo cano, que parecieran no haber roto nunca un plato. "No siempre vienen los mismos, algunos tienen permisos, puede coincidirles con el registro de celdas, no apetecerles... Pero a la mayoría les conocemos desde hace años", afirma Marta, voluntarias de Solidarios desde hace ocho años.

Voluntarios y reos durante el coloquio de arte.
Voluntarios y reos durante el coloquio de arte.

Durante las dos horas que dura el acto no se tiene en cuenta "ni el delito cometido, ni la edad, ni la nacionalidad o raza", importa que "la privación de la libertad no se convierta, también, en una privación del acceso a la cultura", tal y como expone Javier, otro miembro del equipo de esta asociación. A su lado, Sophia resalta: "Nosotros les intentamos transmitir toda la información y actualidad de lo que pasa fuera, en la calle".

Ismael, uno de los asiduos, lleva asistiendo a estos coloquios cerca de dos años. Criado y crecido en Vallecas, cuenta a este diario que, antes de ser detenido por sus "malas decisiones", por las que le cayeron cuatro años y 10 meses, siempre estuvo vinculado a asociaciones como Madres contra la droga o Stop Desahucios. De ahí que cuando se enteró de este proyecto, ya entre rejas, decidiera acercarse a conocerlo.

"Son mi conexión con el exterior, porque aquí vivimos en una burbuja. Siempre hablas con las mismas personas y de los mismos temas: que si robos, que si venta de droga...", comienza relatando Ismael, agradecido de estos "ratitos" que te "evaden". De entre todos los talleres que han pasado por este aula, recuerda uno con especial afecto. "Era una charla sobre las emociones que se llamaba El dragón que llevamos dentro. Venía a decir que todos tenemos problemas, cada uno con sus traumas... Ninguna vida es perfecta", evoca.

Para este varón, de 36 años, "lo más doloroso es el tema psicológico" ya que, "al entrar aquí te desconectan de tu realidad, de toda tu vida anterior". Fuera le espera su hijo de 13 años y, aunque han sido años difíciles, este febrero gozó de sus primeros tres días de permiso. Pero la vuelta se le hizo más difícil de lo que imaginaba: "Al regresar estaba muy nervioso, con ansiedad, no dormía... Es como cuando te ponen la miel en los labios y te la quitan", apunta, para acabar rematando: "Aquí ves tus defectos, reflexionas y te encuentras a ti mismo. Pero hay cinco psicólogas para todos los internos, que somos unos 1.000. No es que la echemos de menos, es que necesitamos más ayuda psicológica. Yo porque tengo autocontrol, pero cuando no se tiene es cuando surgen las peleas, los problemas con los funcionarios...".

A la ponencia de arte también se personó el director de la prisión, Manuel García, algo que sorprendió tanto a reos como a voluntarios. "Yo no le ponía ni cara", comentaba uno de ellos. "Estas actividades son muy positivas para el centro. Cuando aumenta el entretenimiento, baja la conflictividad", desliza García, satisfecho con la labor de esta asociación.

Entrada a la cárcel de Valdemoro.
Entrada a la cárcel de Valdemoro.

Con el reloj agotando las dos horas previstas, el coloquio terminó con una ronda de debate. Algunos reos se interesaban por la irrupción de la Inteligencia Artificial en la pintura. Otros, maldecían "las moderneces" que se exponen en "ferias como Arco". Finalmente abandonaron la sala, de uno en uno o por parejas, dirigiéndose a sus respectivos módulos.

"Mi abuela, al principio, se enfadaba conmigo porque no comprendía que prefiriese estar con internos antes que con ella... Pero ha cambiado de mentalidad, ahora lo acepta. Es normal que te digan 'por qué vas con esas personas'. Pienso que es una población que si hubiera tenido una oportunidad formativa para desarrollarse muchos no estarían aquí...", cuenta la voluntaria Marta, pedagoga de profesión, para quien esta acción solidaria es "un complemento a mi experiencia vital": "No es ni por quedar bien ni por el buenismo que hay en la sociedad, es porque a mí me sienta bien y porque creo que ellos salen beneficiados".

P.- Habiendo creado un vínculo tan fuerte con los reclusos ¿cuando salgan quedaríais con ellos?

R.- Como ha sido en un contexto de actividad grupal, al principio quedaríamos todos los del voluntariado. Ahora, si las dos personas están de acuerdo... Sí, podría llegar a pasar.

El Área de Cultura en Prisiones se creó tras la entrada en prisión de un universitario en 1988. Éste le pidió a uno de sus profesores, José Carlos García Fajardo, el favor de que no le abandonase. El docente comenzó a ir al penal de Segovia, con otros alumnos, todos los sábados para visitar al estudiante condenado. Esta acción acabaría desembocando en la creación de la asociación Solidarios, en 1991.

Ahora, después de tantos años de trabajo, ha sido premiado este abril (con una gratificación de 5.000 euros) por la Fundación Mutua Madrileña por "promover el aprendizaje y el fomento de la cultura en las cárceles a través de la involucración de los reclusos en talleres y coloquios con personajes que destacan en diferentes disciplinas artísticas y culturales, con la participación de alumnado universitario".