La muerte de Mario Vargas Llosa ha traído un sinfín de necrologías: destaca en muchas de ellas la noticia crucial. Va una breve antología.
«La última vez que lo vi en la Academia estaba delgado y demacrado; sin embargo, su elegancia, su porte de hombre apuesto, la aureola de saberse quién era sin arrogancia, me quedan en la retina».
«Recuerdo a este propósito la última vez que lo vi, en su casa de Madrid, en compañía de mi amigo Héctor Abad Faciolince».
«Vi a Mario hace unos pocos meses. (...) Y esa noche, felizmente, Mario estaba muy bien».
«Él mismo me lo confesó la última vez que lo vi, que fue cuando asistió a la presentación de un libro de poemas de su amiga Soledad Álvarez».
«Fue la última ocasión en que nos reunimos con él».