Tras cinco derrotas seguidas, hundido, en crisis, con un entrenador recién llegado, momentos brillantes...

Un equipo inglés, el Derby County, fue el primero en padecer lo que años después Jorge Valdano bautizaría como “miedo escénico”. The Rams entregaron en la prórroga el 4-1 que habían logrado en el Baseball Ground, con un gol final de Santillana en el minuto nueve del tiempo extra. A falta de solo siete minutos, el Madrid estaba eliminado. Este miércoles, el Madrid tratará de el Arsenal sea el segundo equipo inglés que entre en la lista de sus grandes remontadas, las que vieron dar la vuelta a golpes tan contundentes en la ida como el sufrido por el equipo de Ancelotti en Londres. El Madrid llega entre dudas: las de su juego en el último mes y las de una temporada de más bajos que altos. Pero en la colección de remontadas hay aproximaciones de todo tipo. Un empate en Mestalla el sábado anterior fue el resultado previo. Era un Madrid fuerte en lo que iba de una Liga que ganaría: cinco victorias y tres empates. La goleada en Inglaterra hizo daño y la pregunta en MARCA era si el Madrid podría hacer la proeza. Miljanic, entrenador blanco, lanzaba un discurso parecido al de Ancelotti: “Está muy difícil, pero el ambiente lo puede hacer todo”. Amancio, capitán, llamaba a la fortuna. Y Bernabéu pedía una cosa: “Un árbitro más imparcial que el de la ida, Ivanov. A partir de ahí, en fútbol no se puede profetizar”. La portada de MARCA el día de partido decía: “Contra el ‘casi’ imposible”. Miljanic avisaba: “El optimismo existe más fuera que en el equipo”. Se equivocaba. Un Madrid pletórico, que ganaría Liga y Copa, se llevó un chasco en la ida de los cuartos de la Copa de Europa con el 2-0 en Glasgow. La derrota ante el Celtic de encadenar cinco victorias y un empate en Liga. Ese era un Madrid cargado de moral a pesar del golpe en Escocia. Ante de la vuelta con los escoceses se dejó un empate en Salamanca. Antes del partido, MARCA reunió a los tres delanteros del Madrid: Juanito, Santillana y Cunningham. Su mensaje, reconociendo el potencial del rival y lo complicado de la tarea fue común: "Seguiremos adelante". La portada de MARCA en un aliento a la remontada. Fue a mediados de los 80 cuando el Bernabéu comenzó a convertirse en un manicomio. El punto de partida fue una fría noche de invierno, frente al Anderlecht. El 3-0 encajado en Bruselas parecía una carga excesiva para un equipo, el de Amancio, que arrastraba problemas desde la primera jornada de Liga, cuando cayó 0-3 ante el Barcelona. Hasta entonces, la derrota ya se había presentado seis veces en el camino blanco. Eso sí, antes de recibir al conjunto belga en la vuelta de los octavos de la UEFA, el Madrid había ganado el derbi en el Calderón: 0-1 con gol de Valdano. "¡A remontar!", titulaba MARCA. Los mensajes desde el vestuario blanco rezumaban fe absoluta. Miguel Ángel advertía: "Cosas más difíciles se han conseguido"; Stielike afirmaba: "Si no pensara que se puede superar, ni me vestiría"; Gallego apelaba al carácter: "Hay que echarle nervio y garra", y Valdano remataba: "Tendremos que exponer, pero con cabeza". Era un Madrid que había tocado fondo. Cinco derrotas seguidas, entre ellas el 2-0 en San Siro en la ida de las semifinales de la UEFA. La noche tormentosa de Milán tras caer. La destitución de Amancio, la llegada de Molowgny. Un clima de guerra civil en el vestuario, con jugadores apartados, y el club en una batalla electoral con Mendoza desatado. El 21 de abril, a tres días del Inter, el Hércules ganaba 0-1 en Chamartín en el regreso de Molowny al banquillo. Una calamidad aquel Madrid. Y, con todo eso, se metió en la final con dos goles de Santillana y uno de Míchel. Terrorífico en Liga, acabo ganado UEFA y Copa de la Liga. Entre el Inter y el final de temporada jugó ocho partidos. Sólo ganó dos, para ser dos veces campeón. "Batir a Zenga, sueño del Madrid", titulaba MARCA. "Nadie confía en nosotros, excepto nosotros", desafiaba Stielike. "Lo que más me preocupa del Inter es... el Madrid", ironizaba Camacho. Y Chendo demolía: "Pasamos, seguro". La segunda UEFA ganada por el Madrid de Molowny también llevó el sello de la épica. Con la Quinta del Buitre entrando en su esplendor, la Liga regresó al Bernabéu después de un lustro de ausencia. Y lo hizo con autoridad y brillo. Sin embargo, la marcha triunfal del primer gran proyecto de Mendoza al frente del club recibió un tremendo revolcón en la ida de los dieciseisavos de final de la UEFA: 5-1 en el Rheinstadion de Düsseldorf, a manos del Borussia Mönchengladbach. Era una época en la que cada visita a Alemania equivalía a pasar por la enfermería. Pero entonces, el Bernabéu era lo mismo para cualquiera. Un 4-0 al Celta, con tres goles a partir del minuto 70, fue el preludio de lo que venía. Molowny, siempre cauto, apelaba a la magia de su estadio: "Ojalá Chamartín sea un infierno para ellos". MARCA reunió a los cuatro delanteros con los que jugaría el Madrid en la vuelta, ya que Hugo Sánchez estaba sancionado. Sus mensajes destilaban fe: "90 minutos son mucho tiempo" (Santillana); "Somos capaces de cualquier cosa" (Juanito); "Solo pensamos en la venganza" (Butragueño); "Hay que saber buscar la racha" (Valdano). La portada de MARCA advertía que el Madrid lo tenía muy crudo… pero dejaba la puerta entreabierta para lo imposible. Quedaba en ese camino una remontada más. No una cualquiera, sino la de la famosa frase de Juanito tras caer 3-1 en casa del Inter, en las semifinales de la UEFA. La de los "90 minuti en el Bernabéu son molto longhi". Tan largos fueron, que se extendieron a 120, con dos goles de Santillana en la prórroga e Italia preguntándose si alguna vez se iba a retirar. La portada de MARCA apuntaba a "un nuevo milagro", en una noche de récord en Chamartín. "Nos tienen acostumbrados a resultados increíbles en su casa, pero hoy se romperá", lanzaba Bergomi, central del Inter. "Un gol lo marcará la afición, el otro Santillana", aseguraba Butragueño. El español jugaba con cartas marcadas… y su pronóstico fue acertado. Santillana aseguraba: "No soy el Cid Campeador". Pero casi. La preparación para la remontada fue un 2-1 al Sporting en Chamartín. Es la última gran remontada como tal. PSG, Chelsea, City o Bayern fueron momentos tremendos, pero no encajan del todo en lo que el Madrid tiene por delante este miércoles. Para encontrar algo similar —aunque menos complicado— hay que remontarse a los octavos de final de la temporada 2015-16. Un Madrid ya enderezado por Zidane, tras el sombrío arranque de curso con Benítez, se estrelló en Wolfsburgo. El 2-0 en Alemania encendió todas las alarmas. Pero en la vuelta apareció Cristiano Ronaldo, portentoso, con tres goles para poner rumbo a la Undécima. La portada de MARCA mezclaba cabeza y coraje: "La cabeza, fría. Las bolas, calientes". Cristiano lo tenía claro desde la previa: "Necesitamos una noche perfecta". Un 4-0 al Eibar, con todos los goles antes del descanso, fue la plácida preparación para la remontada. Este miércoles, el Madrid busca otra gesta y que el 16 de abril de 2025 quede grabado en su santoral.

Tras cinco derrotas seguidas, hundido, en crisis, con un entrenador recién llegado, momentos brillantes...

Comentarios