Cartas de los lectores de SanaMente

Lecciones humanas del apagón: caos, vecindad, vida analógica, introspección y lectura

"Padres sorprendidos al ver que sus hijos jugaban con otros niños...Gente sin prisa por volver a casa", relata una lectora

"Tengo muchas ideas para empezar a escribir; no podía. Faltaba resolver alguna cosa importante: quién era yo", escribe otra

Vecinos alrededor de un transistor en la Rambla de Poblenou este lunes durante el apagón.

Vecinos alrededor de un transistor en la Rambla de Poblenou este lunes durante el apagón. / Ferran Nadeu / EPC

Fidel Masreal

Fidel Masreal

Barcelona
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El apagón total de este lunes en España y Portugal ha dado pie a numerosos debates públicos y, al mismo tiempo, a efectos psicológicos pero también vivencias personales que invitan a la reflexión en sentido crítico pero también esperanzador. Lectoras de SanaMente han ofrecido su testimonio:

Dos visiones de cómo tormárselo

Una lectora describe cómo vivió el lunes: "El dia del apagon tuve las dos visiones de cómo tomárselo o como no tomárselo. Trabajo en una escuela y seguimos la actividad normal con los niños, ellos ni lo notaron. Al salir, fue salir a la jungla. Cogí un primer autobus para llegar hasta casa, me pude sentar porque era el principio, pero se llenó en tan solo dos paradas y empezo a ser insoportable. No cabia mas gente y los de abajo querian entrar y los de arriba le chillaban al conductor para que no abriera las puertas, increpándolo contínuamente.

Entre tanto caos, me paré a pensar que ya no escuchamos a nadie en el transporte público, todos vamos metidos en nuestros móviles sin ver, ni oir que pasa alrededor, pero ese día no tenían móvil y eso descolocó a más de uno. Era como cuando un niño molesta en una reunión de adultos y le dan el móvil para que calle.

Estamos completamente abducidos por estas pequeñas máquinas. Me dio más miedo eso que la falta de luz

Pues no son sólo los niños, somos todos, en menor o mayor medida, que estamos completamente abducidos por estas pequeñas máquinas. Me dio más miedo ser consciente de eso que la falta de luz. Así que me bajé del primer bus y me negué a subir a los dos que me faltaban para llegar a casa.

Vecinos hablando y compartiendo

Fui andando unos 45 minutos por la orilla del rio Besòs y aquí empezo a cambiar mi percepción, la gente paseaba, iba en bici, corría, jugaban a fútbol, los niños jugaban entre ellos, el sol brillaba y lo podíams disfrutar.

Gente sin prisa por volver a casa, sin luz, ni tele, ni móvil...Mejor disfrutemos de la tarde

Al llegar al barrio, las terrazas de los bares estaban llenas de vecinos, familias, amigos...gente hablando, compartiendo, disfrutando. Padres sorprendidos al ver que sus hijos jugaban con otros niños...Gente sin prisa por volver a casa, sin luz, ni tele, ni móvil...Mejor disfrutemos de la tarde".

Lectura provechosa

Anna Esteve, desde Castelldefels, explica: "El día del apagón fue raro y solidario. No fue un lunes cualquiera, me sentía bien y no se parecía a los días de la pandemia. Una vez llegué a casa, gracias a la solidaridad de una madre que me acompañó en coche hasta el barrio donde vivo, reinaba un silencio que me llevó a la introspección.

Llegué a casa gracias a la solidaridad de una madre que me acompañó en coche hasta el barrio

Pensaba en cómo explicar en cinco minutos mi historia de vida, por el curso que estoy siguiendo sobre apoyo entre iguales en salud mental. Tengo muchas ideas para empezar a escribir, pero no podía. Faltaba resolver alguna cosa importante: quién era yo y porqué soy quien soy.

Ir a la infancia

Y fue entonces cuando fui al principio de todo, a la infancia. Tenía que saber más cosas sobre el abandono emocional en la infancia. Y después de rebuscar entre muchos títulos de libros, a las once de la noche encontré uno de la psiquiatra Anabel González: "Lo que nos pasó".

El lenguaje que más conocía me hacía enfermar

Lo estuve leyendo hasta bien entrada la madrugada, cogía apuntes. Una de las frases dice "aprendemos el lenguaje que nos enseñan". Durante mi vida he agradecido mucho cambiar de casa, de población, viajar, conocer otros lenguajes, porque sabía que el lenguaje que más conocía me hacía enfermar.