Marcello Mastroianni, el mito convertido en icono

CINE

Cumplido recientemente el centenario del nacimiento del actor italiano, el BCN Film Fest le rinde homenaje con la proyección de una docena de sus películas y un documental

Marcello Mastroianni tendría hoy 97 años

Marcello Mastroianni 

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La novena edición del BCN Film Fest, que se celebrará en los Cines Verdi de Barcelona entre el 24 de abril y el 2 de mayo, homenajeara a Marcello Mastroianni (Fontana Liri, 1924-París, 1996) con la proyección de doce películas y un documental protagonizados por un actor que trascendió su profesión, hasta ser aún hoy en día uno de los estandartes de la cultura italiana en todo el mundo.

Mastroianni tuvo una infancia con continuos traslados familiares del pueblo originario, cerca de Frosinone, en el Lazio, a Turín y Roma, donde el clan se instaló en 1933. El pequeño Marcello mostró un temprano interés por la interpretación, adentrándose en el universo de sus sueños como figurante en producciones de directores de prestigio con los que trabajaría a posteriori, de Alessandro Blasetti a Vittorio de Sica.

Su vida, como tantas otras, sufrió un vuelco a causa de la Segunda Guerra Mundial. Se tituló como perito industrial, huyó fugándose de su destino en un campo de trabajo alemán y en 1945 retomó la senda de la interpretación, hasta ser un rostro reconocible para el público en la decadencia del neorrealismo.

⁄ Huyó de su destino en un campo de trabajo alemán y tras la guerra retomó su senda como intérprete

Sus papeles en ese cine de cariz más nacional popular, de Domenica d’agosto (Luciano Emmer, 1950) a Cronache di poveri amanti (Carlo Lizzani, 1954), fueron la antesala hacia el reconocimiento de una versatilidad con pocos equivalentes en la historia del séptimo arte.

Su primera consagración llegará en 1957. Ese año protagoniza I soliti ignoti, aquí titulada Rufufú, de Mario Monicelli y obra por antonomasia de la commedia all’italiana, fuente de risas y siempre acerada en la crítica social, como en Divorcio a la italiana (Pietro Germi, 1961), que valió a Mastroianni la primera de sus tres nominaciones a los premios Óscar.

Ese 1957 comparte con Maria Schell las riendas actorales de Noches blancas (Le notti bianche), de Luchino Visconti. La inocencia de su personaje no es tan distante de su segundo y definitivo salto al estrellato, cambiándole por completo su carrera: La dolce vita, el monumento dirigido por Federico Fellini en 1960.

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Mastroianni en el Festival de Cannes de 1989 

Micheline Pelletier / Getty

⁄ El definitivo salto al estrellato llegó con 
‘La dolce vita’, el monumento dirigido por Federico Fellini

Mastroianni aceptó el guion del genio de Rímini en una mañana de playa. El texto consistía en un dibujo entre grotesco y pornográfico desde el humor felliniano. En La dolce vita encarna a un periodista en apariencia destinado a la gloria, aunque en realidad está sumido en una vertiginosa vorágine dentro de una sociedad enferma.

Su impotencia suprema se simboliza en la secuencia de la Fontana de Trevi al ser incapaz de tocar a Anita Ekberg, diosa inalcanzable para un hombre normal, como normales fueron muchos de sus personajes, si bien directores de altos vuelos lo eligieron como arquetipo de intelectual, como Michelangelo Antonioni en La notte (1961) o de nuevo Fellini en 8 ½ (1963), para muchos la cima de su colaboración. Su asociación con este último fue pródiga durante casi tres decenios, de La dolce vita a Intervista (1987), y pese a ser esencial no debe ocultar cómo el actor desarrolló a lo largo de los años sesenta y setenta una brillante hiperactividad en la que no cruzó el charco al ser estereotipado en Estados Unidos como latin lover.

Lo era también en la vida real. Tuvo múltiples amantes, casándose sólo en 1950 con la actriz Flora Carabella. Convivió con Catherine Deneuve, con la que tuvo a su hija Chiara, y su pareja definitiva fue la directora Anna Maria Tatò. En este sentido no está de más aportar una información que Dino Risi reveló al redactor de este artículo en julio del 2005. El director, conocido por mordaces comedias como I mostri o Il sorpasso, respectivamente de 1962 y 1963, contó cómo en alguna ocasión había dejado su coche a Mastroianni para que pudiera estar con Sophia Loren sin paparazzi en las inmediaciones.

Mastroianni en 'Ojos negros'

Mastroianni en 'Ojos negros', de Nikita Mikhalkov (1987) 

 

⁄ Alcanzó cierta unanimidad entre los italianos, a quienes no importó el puntual apoyo del actor al Partido Comunista

La amistad entre estos dos mitos se tradujo en catorce películas juntos, con joyas del calibre de Peccato che lei sia una canaglia (Alessandro Blasetti, 1954), Los girasoles (Vittorio de Sica, 1970) o ese guiño crepuscular que es Pret-à-porter (Robert Altman, 1994), sin olvidar la descarnada y triste du­reza de su duelo interpretativo en Una jornada particular, la película dirigida en 1977 por Ettore Scola.

En esta era de búsqueda por internet carece por sentido mencionar a todos los directores con los que trabajó, de Louis Malle a Roman Polanski, de Theo Angelopoulos a Nikita Mikhalkov y Ojos negros, con la que Mastroianni ganó el premio por la mejor interpretación masculina en el Festival de Cannes de 1987.

Durante su vida alcanzó poco a poco altura de leyenda y una cierta unanimidad entre los italianos, a quienes nunca importó el puntual apoyo del actor al Partido Comunista y sus herederos.

⁄ Cuando murió su fama devino icono, es un dios póstumo de elegancia para el presente

Cuando murió, su fama devino icono. Hagan el ejercicio de caminar por una calle comercial de una ciudad europea. Si no pueden hacerlo, la red puede ser otra forma de ver cómo Marcello Mastroianni es un dios póstumo de elegancia para el presente. Lo hemos congelado en blanco y negro, mirándonos como reclamo de gafas y otros productos. Iniciativas como las del BCN Film Fest, además de homenajearlo, propician evitar su banalización, cada vez más frecuente en nuestra contemporaneidad, amante de transformar a referentes de la cultura, de Charles Baudelaire a Jim Morrison, en señuelos publicitarios o frases fantásticas para estampar en camisetas.

UN ACTOR EN SEIS TÍTULOS HISTÓRICOS:

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