Publicar solo seis posts en Instagram en tres años cuando uno es futbolista del FC Barcelona no es precisamente lo habitual. Poco o casi nada se conoce de Andreas Christensen (29), un jugador tímido que huye de los focos, de las redes sociales y, por supuesto, del panorama mediático. El danés no genera polémicas, no aparece en la prensa por temas extradeportivos, le gustan las actividades tranquilas, como pasar tiempo en casa con su esposa, Katrine Friis —con quien se casó el año pasado—, jugar con sus tres hijos o ver series. No es habitual verlo en eventos o en lugares públicos concurridos. Él es más feliz manteniéndose en un discreto segundo plano.
Esta temporada, al igual que el resto de sus compañeros, partía de cero con Hansi Flick, en la que es ya su tercera campaña vistiendo la camiseta del Barcelona, club al que llegó como agente libre procedente del Chelsea, donde había ganado la Champions. Fue una apuesta de Xavi Hernández para reforzar la defensa con solvencia y experiencia internacional, pero las lesiones lo han hecho aún más invisible. Este año, con Flick, solo pudo disputar algo menos de media hora en el debut en Mestalla. El Barça informó entonces que el central danés —también capaz de actuar como mediocentro en situaciones de emergencia— sufría una tendinopatía en el tendón de Aquiles izquierdo. Y aprovechó que se trataba de una lesión de larga duración para inscribir a Dani Olmo.
El club valora la clase de un futbolista al que le queda un año de contrato pero sopesará su situación física
Christensen optó inicialmente por un tratamiento conservador, pero al ver que las sensaciones no mejoraban, decidió pasar por el quirófano a finales de noviembre. La cirugía obligó a su cuerpo a someterse a una readaptación más prolongada del habitual y lidiando con un umbral del dolor más sensible que el de otros futbolistas. “Ha vuelto a recaer”, lamentaba Flick, que comenzó la temporada con Cubarsí, Iñigo Martínez y Eric Garcia como únicos centrales del grupo, y que recuperó a Araújo en diciembre. Hasta ahora. Porque todo lo que tiene Christensen de tímido —y para algunos, de frágil— lo tiene también de valioso cuando juega.

Andreas Christensen, jugador del FC Barcelona
Regresó el 30 de abril ante el Inter, frente al Valladolid fue titular el 3 de mayo, y tuvo minutos en Milán en las semifinales de la Champions. Y Flick, que siempre le dedica palabras positivas, decidió darle minutos en el clásico liguero de Montjuïc antes que a Araújo. Y apunta este jueves al once titular ante el Espanyol en el derbi de Cornellà.
El futbolista apunta al once titular ante el Espanyol
Su regreso ha aportado solidez y experiencia en esta recta final, y en el club lo definen como un central excelente, de los mejores que han pasado por la historia reciente del club, al que pocas cosas técnicas hay que explicarle o corregirle, porque es muy inteligente. Esperan que tenga continuidad en los tres partidos que restan y se aborde su futuro. Le queda un año más de contrato y, si es por talento, no hay dudas. Otra cosa es la paciencia que puedan tener con un futbolista cuyo umbral del dolor —esa intensidad mínima que una persona identifica como doloroso— enseguida hace saltar las alarmas.