Desafío ambiental

Especies invasoras: ya son 200 en España y generan impactos económicos, ecológicos y sociales devastadores

Cada año se registran 200 nuevas especies exóticas en el mundo y se conocen más de 37.000, de ellas 3.500 dañinas

Plumeros de la Pampa en Asturias, especie invasora

Plumeros de la Pampa en Asturias, especie invasora / Juan Plaza / La Nueva España

Ramón Díaz

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Las especies exóticas invasoras (EEI) se han convertido en uno de los mayores desafíos ambientales del siglo XXI. Introducidas fuera de su hábitat natural por actividades humanas o fenómenos naturales, se propagan con rapidez, desplazan a la biodiversidad nativa y generan impactos económicos, ecológicos y sociales devastadores.

Hongos como los quitridios, algas como el wakame, flora como el plumero de la Pampa, invertebrados como el mejillón cebra, peces como el siluro, anfibios como la rana toro, reptiles como el galápago americano, aves como el ganso del Nilo y mamíferos como el visón americano. Son todas ellas EEI presentes en España y suponen un grave peligro para los ecosistemas, la biodiversidad y el ser humano.

Este fin de semana se ha celebrado la Semana sobre Especies Invasoras (SEI2025), que organizan ONGs, entidades y responsables de proyectos de España y Portugal y que pretende contribuir a aumentar el conocimiento y la sensibilización sobre los impactos que generan las especies exóticas invasoras.

Todos los actores han llamado a la acción: las consecuencias de la inacción podrían implicar pérdidas irreversibles para la biodiversidad global, la seguridad alimentaria, la salud pública y la estabilidad económica de numerosas regiones del planeta.

Ejemplar de visón americano.

Ejemplar de visón americano. / Pixabay

Según la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica (IPBES), las EEI son uno de los cinco principales impulsores de la pérdida de biodiversidad, junto con el cambio en el uso del suelo y del mar, la sobreexplotación de los recursos, el cambio climático y la contaminación.

Invasiones biológicas

Aunque el 80% de los países incluyen objetivos contra las EEI en sus planes de biodiversidad, solo el 17% cuenta con legislación específica para abordarlas, y el 45% de los países no invierte en gestión de invasiones biológicas, según datos globales de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES).

En la actualidad, existen más de 37.000 especies exóticas registradas en el mundo, de las cuales 3.500 son clasificadas como invasoras (las que provocan efectos negativos). Hay en ese listado 1.061 plantas, 1.852 invertebrados, 461 vertebrados y 141 microbios. El Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras (CEEEI) incluye 200 citas.

Cada año se registran 200 nuevas especies exóticas en el mundo, y se prevé que para 2050 su número aumente un 36% respecto a 2005. Hasta 1.215 extinciones locales de especies nativas han sido causadas por 218 EEI. En regiones insulares, el 90% de las extinciones globales se atribuye a estos organismos.

Acumulación de alga invasora en Tarifa.

Acumulación de alga invasora en Tarifa. / María Altamirano / Universidad de Málaga

Las consecuencias de las invasiones biológicas son profundas y diversas. En el ámbito ecológico, las EEI han contribuido al 60% de las extinciones de flora y fauna en las últimas décadas, siendo el único factor en el 16% de los casos. Ejemplos críticos incluyen la propagación de hongos patógenos que diezman anfibios o plantas invasoras que alteran ciclos de nutrientes en suelos.

En el ámbito socioeconómico, estas especies afectan la seguridad alimentaria al afectar a plagas agrícolas, y la salud pública, al actuar como vectores de enfermedades. Las EEI generan costos anuales en todo el mundo superiores a los 423.000 millones de dólares (dato de 2019), que se han cuadruplicado desde la década de 1970. En España, se calcula que el coste anual de las especies invasoras supera los 10 millones al año.

El rol del cambio climático

La globalización es el principal catalizador: el comercio internacional, el transporte marítimo y el turismo facilitan el traslado accidental o deliberado de especies entre continentes. El mejillón cebra, por ejemplo, llegó a Europa a través del agua de lastre de los barcos, mientras que el comercio de mascotas exóticas ha dispersado especies como los hurones o los peces payaso.

El cambio climático también juega un rol clave. Al alterar temperaturas y patrones de precipitación, crea condiciones propicias para que las EEI colonicen nuevos territorios. Así, especies tropicales están avanzando hacia latitudes templadas, como ocurre en Europa con el mosquito tigre, vector de enfermedades como el dengue, el virus del Nilo o la fiebre amarilla.

Archivo - Mosquito tigre.

Mosquito tigre. / ITI

Los expertos coinciden en que la prevención es la herramienta más eficaz y económica. Esto implica reforzar controles fronterizos, implementar cuarentenas rigurosas y evaluar riesgos antes de autorizar la importación de especies. "Erradicar una EEI es viable solo si se detecta a tiempo; de lo contrario, el control continuo es la única opción", explica un informe de IPBES.

Cuando la erradicación falla, se aplican métodos de contención, como la eliminación manual, pesticidas o agentes biológicos, aunque su éxito varía según el ecosistema. La restauración de hábitats degradados es igualmente crucial para evitar ‘reinvasiones’. Proyectos en Nueva Zelanda, donde se han erradicado ratas invasoras para proteger aves endémicas, muestran resultados alentadores, pero requieren inversión sostenida.

En diciembre de 2022, como parte del acuerdo global sobre biodiversidad, 190 países se comprometieron a reducir en un 50% la introducción de EEI prioritarias (las más dañinas) para 2030. Pero la falta de financiación, la escasa coordinación transfronteriza y la baja concienciación social obstaculizan su cumplimiento. "Sin un enfoque multidimensional, este objetivo será inalcanzable", advierte IPBES.